Apareció el disco de Pablo Matías Vidal. Primero fue un link de descarga, después una carpeta en la PC y una lista de temas en el Aimp. Empezó a vivir, a latir, a respirar. Pasó al mp3 (con repetición activada) y así salió a caminar por el barrio, a pedalear alguna noche, a tomar el micro a la inhumana hora de ir a trabajar. Prendió un cigarro, un porro, tomó un vino, trasnochó tiritando a pesar de su nombre. Y ahí está, otra vez en la lista de reproducción, escondida tras el Openoffice.
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Nada es casual, y este disco (denominado Verano) sale en pleno invierno, luego de estar “por salir la semana que viene desde hace dos años”, según palabras del propio autor. Digo, nada es casual porque inicia con un bandoneón que pide más invierno y cielo gris que verano con cerveza y picadita entre amigos. Es en ese (este) contexto de invierno que la melancolía del bandoneón le da sentido a la añoranza del verano, el pedido de “traenos la salvación o el control de nuestros actos”. Entonces, desde la última afirmación de esa poesía (“ya no queda nada”), empiezan a florecer canciones. Todo remite a una atmosfera beat, suave en cuanto a melodías pero con letras que sacuden.
Crece el disco, con la desestructurada y experimental Coxis, con las baladas cuestionadoras El viento tiró tu antena (donde el Mago provoca: “¿cuánto crees que mereces?”) y Queda un respiro (cuyo comienzo es una belleza que tal vez recuerde alguna etapa de Sui Generis). Estalla con una excelente versión sin pausa de Irene III, un tema mágico que dura 1 minuto 54 segundos pero es imposible escucharlo una sola vez, así que puede durar hasta casi 6 minutos. Hagan la prueba. El final está marcado por (insisto, las casualidades no existen) Funeral, una endecha para una canción, muerta cuando “se pudrió todo lo que el amor recubría”.
Participan en la grabación: Sebastián Alonso, Alfredo Forte, Pilu Pontano, Gaspar Pocai, Seba Coronel, Juan Unzurrunzaga, Laura Citarella, Soviet, Federico Balcaza, María Isable Rojas, Iris Alba Loriago, Florentina Lozano, Lucía Lozano y Carolina Balboa.
El disco lo pueden bajar de la página de Uf caruf! (donde también están las letras y la ficha técnica) y hacer circular por todos los lugares por los que se les ocurra. Y siempre que puedan banquen comprando el disco en edición física y la entrada de los recitales. Es así, si no nos cuidamos entre nosotros...
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Con el fade final, el disco se va al descanso. Mañana saldrá otra vez a la calle, a acompañar la rutina, darle alivio, descontracturarla (un poco, al menos, un poco). Después habrá tiempo de volver al humo, a la caña uruguaya (del Boliche Los Yuyos), a la noche, al ciclo vital implícito al constatar que “nuestros días no han florecido... como solían”. Tal vez mañana. Tal vez.
2 comentarios:
Soy Pablo. Hermosa reseña, me halaga la dedicación con que han escuchado el disco.
Quien la firma?
Un abrazo grande
Gracias, Pablo. La reseña la hice yo, degustando ese hermoso disco.
Un abrazo, y felicitaciones por el esfuerzo.
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