martes, 19 de julio de 2011

Menos no es necesariamente menos



Pasada un poco más de la 1 y la prueba de sonido que, por motivos humanitarios (estar afuera con el frío que hacía) se hizo en público. Mariano Fernández (guitarra, voz), Gustavo Semmartín (guitarra acústica y eléctrica), Federico Ghazarossián (contrabajo), Santiago Fernández (guitarra, cavaquinho y acordeón) y Gaspar Tytelman (percusión), subieron al escenario de Ciudad Vieja para dar comienzo al cuarto show en 3 meses de Me Darás Mil Hijos.

A una acelerada versión de "Distancia" le toma un par de compases para arrancar las primeras palmas de la noche, que acompañarán los temas cuyo ritmo así lo permita. La lista continúa con "El perfume" y "Noche linda" y, para cuando suena "Canción rota", el código con el público ya se ha establecido completamente.

"Lima limeña" es el momento para que Santiago Fernandez cambie la guitarra por el acordeón, y, por momentos, hacer que la gran orquesta no se extrañe.

Tras "Media sonrisa", el primer estreno de la noche. "Algo del río" introduce una nueva vertiente en el repertorio de Me Darás Mil Hijos y es el clima épico, sostenido, en este tema en particular por la cadancia armónica acentuada por el contrabajo. "Canción de otro" y "Abanico" volverán a bajar el tempo, para subir levemente con "Ojos verdes".

Tras "Lo que nos pasa" (presentada por el cantante como una confusión con "Lo que no pasa"), el segundo estreno planeado para la velada, el climax del repertorio: "Aire", en la que las voces que salen de las mesas acompañan todo el tema a la que proviene del escenario. El final del setlist parece bastante cercano, pero aún queda más de lo suponible.
Con la introducción de "Náufrago", Mariano Fernandez nos vuelve a recordar que la formación no es la que era y que el piano ha devenido en guitarra criolla. Pero ya introducidos en el tema, música y poesía nos devolverán al presente.

Y, cuando finalizado "Invierno" uno espera más, el "Paso bien cortito" a toda cumbia será la amenaza del final, que los asistentes forzarán, no solo porque les gustan las canciones del (ahora) quinteto, sino porque, también, han hecho olvidar el duro invierno que espera tras las puertas de Ciudad Vieja.

En los tres temas elegidos para los bises puede encontrarse una sintesis del repertorio de Me Darás Mil Hijos: el intimismo nostálgico de "Merienda" (tema nuevo interpretado nada más -pero nada menos que- por la voz y la guitarra de Mariano Fernández), el tema bailabe de fiesta de "Collar de flores" y la furia de "Fusil".

Me Darás Mil Hijos ha perdido a casi la mitad de los integrantes de su formación y con ellos, particularmente con la sección de vientos, cierto ambiente festivo que caracterizaba a sus shows. Pero, como diría un conspicuo abusador de menores, "la base está". El clima agradable que siempre supieron generar en sus recitales sigue intacto y, si bien la reducción de la orquesta devino en una baja de decibeles en la expresión del ánimo del público, ha ganado en intimismo y en la casi anulación de la frontera que distancia al músico del público. Si en su momento los mil hijos se vieron en el escenario, hoy esa familia más que numerosa persiste en el cariño bilateral que se expresan músicos y público.

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