Radio Estación Sur tiene la previa, la salida y la resaca cada viernes desde las 9 de la noche. Pero además, tiene el mascarón de proa del fin de semana un rato antes. Residuos urbanos festejó sus cinco años y no anduvo con pequeñeces en lo que a animación se refiere. Convocaron ni más ni menos que a Pérez y Prana para que el cumpleaños sea inolvidable.
Levanta vuelo
Prana se subió al escenario de Estación Provincial, en algún sentido, por primera vez. Es que ya no ocupó el (su) nido central, sino que pegó el salto a la tarima. Abrió con el tema que le da nombre a la banda (¿o será la banda la que le da nombre al tema?), hecho que está a punto de convertirse en un clásico: el instrumental de apertura para entrar en trance, energía vital.
Buen promedio mantiene el trío en cuanto a novedades. En cada presentación hay algún tema nuevo (y esta no fue la excepción) lo que habla de un crecimiento constante que indudablemente lleva destino de disco, sin prisa pero sin pausa. La nueva gema tiene un arranque con espíritu casi rockero, fuerte, a puro golpe de bajo y batería que muestran la perfecta sincronización que hay entre Darío Artiguenave y Oscar Trani, y continúa con la guitarra de Matías Patinho desgranando sonoridades coloreadas de psicodelia.
Además de expresar la inmensa felicidad de estar tocando en tan grata compañía, Patinho anunció lo que sería "el único cover" de la noche. El doble mensaje implícito fue la señal de largada para esa maravillosa versión de Enjoy the silence.
Faltaba que suene Río, que acompaña a la banda desde sus inicios y que como tema emblemático suena cada vez mejor. La guitarra de Matías se fue apagando, preñada de distorsiones, las voces de Darío y Oscar aportaron los últimos coros (dicho sea de paso, también hay mucho y muy buen trabajo ahí), y Prana bajó del escenario.
No afloja
Después del obligado receso, Pérez volvió con todo y hace tres meses que no para. Ver una banda dos veces en una semana significa, habitualmente, ver lo mismo con mínimas variaciones. No fue este el caso. Si bien abrieron nuevamente con Más, después fueron entremezclando temas nuevos, prestos a ser grabados en un nuevo disco que (sueñan) podría salir este mismo año.
Así es que entre Alguna vez y No era necesario fueron apareciendo las nuevas creaciones que mantienen la sonoridad característica de Pérez, pero en algún caso con una tonalidad más oscura y una cadencia menos afiebrada. Desde luego, falta escuchar en detalle este material que empieza a rodar.
Quedaba pendiente un cierre acorde a la excelencia de la presentación, y con el acelerado ritmo de Libros y gente se empezó a avisorar el final. Sin pausa, casi enganchado y para delirio de algunos de los presentes, sonó Chicos y chicas y Pérez amagó con el retiro. Cuando parecía que nadie iba a hacer Babia esa noche, Martín Lambert, Ramiro Sagasti, Matías Zabaljáuregui y Diego Goldztein volvieron, lo hicieron, y listo, ya fue, podemos escapar en moto.
NdR: la noche había empezado con la presentación de Muchas nueces. La impuntualidad de quien escribe impide contar como anduvo eso. Con las disculpas del caso, invitamos a quien lo haya presenciado a que acerque sus pareceres.
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